Supermosca está encantada de vivir con Gus: él le ha construido una casita de cristal, y la alimenta con deliciosos manjares. Un día, Supermosca va a pasear y cuando vuelve Gus se ha ido de picnic, así que ella decide darse una vuelta por el barrio para buscar comida... ¡Pero pronto descubrirá que no es bienvenida en ninguna parte!