ALDAI LÓPEZ, ÁNGEL LUIS
Me costó quitarme la luz de África pero las primeras lluvias que cayeron en enero en el adoquinado de Vegueta me atraparon. Ese halo de misterio que tiene los sábados y los domingos me fue ganando´. Ángel Luis Aldai, fotógrafo grancanario, describe así el proceso creativo que experimentó tras pasar seis meses captando imágenes de las mujeres de Malí, Níger, Ghana y Costa de Marfil con su proyecto Soutoura y aterrizar en los callejones del histórico barrio capitalino para emprender su ´mirada más personal´ sobre un pasado que huele a niñez.
El resultado de todo ello es un hermoso libro, que bajo el título de ´Vegueta´, sale estos días a la calle.
Aldai afirma que ha tratado de captar el ´alma de Vegueta´ desde su mundo ´particular´. Él, que curiosamente, fue nacido y criado en la otra parte de la ciudad, en el Puerto, y que descubrió la fotografía de manera autodidacta allá por los años 50. ´Nací en la calle Luis Morote, pero ya queda muy poco de aquella maravillosa Las Canteras colonial´.
El libro, con un texto sobre la historia de la ciudad del catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Maximiano Trapero y prologado por Jerónimo Saavedra -´como vecino y no como alcalde de Las Palmas de Gran Canaria´- ha sido editado por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y CajaCanarias, la entidad fundada en Tenerife. ´Es un detalle que se agradece porque eso sí es hacer región´, dice.
Aldai ha recogido cerca de 4.000 imágenes durante un año y nos descubre una Vegueta alejada de los tópicos turísticos y observada desde múltiples rincones. Desde las azoteas hasta los reflejos que sus viejas casonas dejan en los charcos.
Para encontrar esa ´mirada´ personal, Aldai ha pasado horas y horas caminando por las calles de Vegueta cámara en mano. Esperando en muchas ocasiones a que llegara esa ´luz´ que identifica a la ciudad, que proyecta sombras y que colorea fachadas.
También nos descubre la belleza, la quietud y la exuberancia de los patios de algunas viejas casonas del barrio. Zaguanes que reivindica para ser ´admirados´ por los vecinos de una ciudad que aspira a ser nombrada Patrimonio de la Humanidad y Capital Cultural Europea del 2016.
Con su cámara se ha subido a las azoteas, a captar esa Vegueta ligada a los riscos y al mar que la hace ser un poco ´habanera´, un poco ´lisboeta´ y ha ´asaltado´ los muros del cementerio de Vegueta y del abandonado Hospital San Martín.
Aldai invita con su libro a pasear por Vegueta, a escuchar su ´sonoro´ adoquinado, y a recrearnos más allá de lo que nos permite la mirada.