A través de diecisiete sesiones fotográficas como campo de observación, La eternidad menguante nos sitúa ante la paradoja y nos conduce a las puertas de ese momento anterior a lo nombrado, ahí donde lo que se vislumbra hace posible un lenguaje más allá de sus límites canónicos. El personaje elegido para ello es Lewis Carroll: al laboratorio de su estudio entran criaturas, conceptos y símbolos que serán fotografiados con la metáfora de la mirada.