RODRIGUEZ GONZALEZ,JESUS
La crisis financiera que se desató en el mundo y en nuestro país en 2008 no sólo provocó una oleada de desempleo masivo o recortes en servicios públicos. También supuso un impulso al debate público sobre asuntos económicos. Por primera vez estudiantes, trabajadoras del hogar, trabajadores de la limpieza o del sector bancario, docentes, personas desempleadas, vecinos y vecinas que vieron desahucios a sus puertas, discutían abiertamente sobre asuntos políticos y económicos. Inflación, crecimiento, PIB, mercado o fiscalidad resultaron palabras de interés en conversaciones de café, pasillos, comedores y transporte público. Se rompía así con una especie de tradición, que suponía implícitamente dejar en manos de economistas, políticos, empresarios y banqueros, el debate sobre las cuestiones económicas. Desde entonces hemos visto plataformas ciudadanas que querían auditar deudas públicas, mareas en defensa de servicios públicos que cuestionaban procesos privatizadores o a vecindarios, que se apoyaban contra los desahucios, hablar del «banco malo» y de fondos buitres. Toda esa movilización y debate público no ha dej