CAMILLERI, ANDREA
El campo del alfarero, nueva entrega de la serie protagonizada por el comisario Montalbano, es una historia de engaños y de traición a los traidores.
En ella, el célebre protagonista, que ha añadido a su humor socarrón unas gotas de melancolía, encontrará sorprendentes e inesperados aliados. En los pedregosos aledaños del término de Pizzutello, la lluvia de otoño ha devuelto a la luz un cadáver con los signos de haber sido ajusticiado por traición.
Sin huellas dactilares, sin dientes, y con el rostro desfi gurado, parece imposible identifi car a la víctima, cuyas características no se corresponden con las de ningún desaparecido. De manera contraria a su comportamiento habitual, Mimí Augello insiste en hacerse cargo del caso él solo, pero el comisario Montalbano, pese a sufrir los molestos achaques del paso del tiempo, se resiste a ceder las riendas. Su infalible intuición le lleva a seguir adelante sin bajar la guardia.
No tarda en aparecer en escena una mujer muy atractiva, una experta seductora, la colombiana Dolores Alfano, que denuncia la desaparición de su marido, de quien dejó de tener noticias poco antes de que éste embarcara hacia Sudamérica.
En los pedregosos aledaños de Pizzutello, la lluvia ha devuelto a la luz un cadáver con signos de haber sido ajusticiado por traición. Sin huellas dactilares y con el rostro desfigurado, las características no se corresponden con las de ningún desaparecido. Y cuando Mimì Augello insiste de forma muy extraña en hacerse cargo del caso personalmente, las alarmas de Montalbano se encienden. Pese a que los molestos achaques de la edad lo tienen algo embotado, su infalible instinto lo lleva a no ceder las riendas y seguir adelante sin bajar la guardia. O tal vez el mejor estímulo sea la aparición en escena de Dolores Alfano, una mujer atractiva y seductora que denuncia la desaparición de su marido, de quien dejó de tener noticias poco antes de que embarcara hacia Sudamérica. Así, de manera gradual y casi imperceptible, dos casos en apariencia distantes empiezan a mezclarse, y Montalbano deberá devanarse los sesos y valerse de todo su ingenio para desvelar la trama oculta de una traición insospechada.
En esta decimoséptima entrega encontramos a un Salvo Montalbano con cierta tendencia a la misantropía, cada vez más entregado a sus momentos de soledad y a esos diálogos con su otro yo, que por una parte lo agotan y por otra le señalan el camino. Engañando a quien lo engaña, rebatiendo falsedades con nuevas falsedades, al final el verdadero temple del comisario resurgirá cuando renuncie a la gloria por lealtad a quienes ama. Quizá la vida no sea tan absurda, después de todo.
El campo del alfarero, o campo de sangre, es el lugar que compraron los sacerdotes, a fin de dar sepultura a los forasteros, con las treinta monedas de plata que Judas arrojó al suelo del templo antes de ahorcarse, desesperado por la magnitud de su traición.*
*según el Evangelio de san Mateo