AA.VV
A lo largo de los años del cambio de siglo la Monarquía hispana asumió los dictados de Roma y se subordinó a su jurisdicción. Felipe III optó por esta segunda opción. A partir de entonces, los principios sobre los que la Monarquía hispano-portuguesa proyectó su política y estableció su cultura estuvieron basados en el universalismo de la confesión católica dictados por Roma.