SILVIA SCHUJER
Brujilda y Brujeña eran mellizas. Físicamente se parecían como dos gotas de agua, pero tenían caracteres opuestos: Brujilda era cándida y sensible; Brujeña, malévola y desagradable. Por desgracia, no tenían más remedio que brujear en la misma cueva, y se soportaban como podían. Un buen día (o más bien dicho, un mal día: (¡era martes 13!) un hermoso joven fue a visitarlas y las dos se enamoraron de él perdidamente. Entonces, estalló una EXPLOSIVA guerra de hechizos para hacerse con el corazón del joven....
Como buenas mellizas, Brujeña y Brujilda eran polos opuestos: la primera era malvada y desagradable; la segunda, sensible y generosa. Por eso, nunca, absolutamente nunca, lograban ponerse de acuerdo. Lo consiguieron un solo día en su vida: era martes 13 y un atractivo joven de ojos claros apareció en su cueva...