Alfonso VI (1065-1109) no fue el anti-Cid que dibujó el maestro Menéndez Pidal,
sino un monarca responsable que tuvo sus desencuentros con un genial guerrero
de difícil carácter. De esta relación entre el señor y su vasallo, pero sobre
todo del importante papel que jugó el rey de Castilla y León en la Reconquista,
nos habla Gonzalo Martínez Díez, autor de El Cid histórico, en las brillantes
páginas de este libro.
El conquistador de Toledo era un hombre prudente de amplia visión política.
Sacudió al mundo islámico, desde la India al Magreb, como un anuncio o presagio
de la pérdida de España para el islam; hizo avanzar la frontera meridional de
su reino desde el río Duero hasta el Tajo; repobló Salamanca, Segovia y Ávila.
Pero, quizás, su mejor legado fue acabar con los tres siglos y medio de
aislamiento respecto a Europa en que habían vivido sus antepasados,
incorporarse plenamente a la cristiandad y abrir las puertas a todos los
movimientos ideólogicos, culturales y artísticos vigentes en la época.
Alfonso VI (1065-1109) no fue el anti-Cid que dibujó el maestro Menéndez Pidal, . sino un monarca responsable que tuvo sus desencuentros con un genial guerrero . de difícil carácter. De esta relación entre el señor y su vasallo, pero sobre . todo del impo